Laura Escribano Atelier embajadora Eugenia Tenenbaum

Eugenia Tenenbaum

«A veces, cuando escoges un pseudónimo o te apropias de un apellido artístico, llega un momento en el cual sientes cómo tu persona se desdobla. En el fondo es un proceso lógico. En mi caso, hablar en tercera persona de mí misma me parece algo aterrador, además de pernicioso. Yo no soy ella, yo soy yo, pero a veces me preguntan cuál es la diferencia entre Eugenia Tenenbaum y yo misma, y empiezo a plantearme las causas – y consecuencias – de adoptar un apellido artístico hasta tal punto que muchas personas, hoy en día, piensan realmente que “Tenenbaum” es mi apellido real y no un guiño al personaje de una película de uno de mis directores favoritos.

Lo cierto es que me resulta complicado hablar de mí misma desde que tengo memoria, o al menos desde que recuerdo la primera pregunta que me hicieron respecto a mí. Sé que me gusta escribir o intentar expresar cómo me siento o qué pienso, ya que siempre he dicho que, para mí, escribir es una acción terapéutica, además de una vía de escape; pero escribir sobre cómo me siento o qué pienso no es escribir sobre mí, sino sobre partes de lo que soy yo. Las personas, para bien o para mal, somos más de lo que sentimos, más de lo que pensamos, y mucho más de lo que decimos.

Laura Escribano Atelier embajadora Eugenia Tenenbaum
Laura Escribano Atelier embajadora Eugenia Tenenbaum

Cuando era pequeña imaginaba muchas cosas, podría decirse que estaba llena de sueños, pero entre ellos no hubiese habido cabida para algo tan grande como conocer a Laura y formar parte de uno de los proyectos de su atelier. Esto me hace pensar que, en ocasiones, los sueños vienen dados, y en otras muchas la vida te los va descubriendo en el momento en el que los cumples. Por eso, cuando llegan, lo único que puedes hacer es cerrar los ojos, pararte a respirar hondo unos segundos e intentar disfrutarlos y exprimirlos lo máximo posible. Y eso fue lo que hice la primera vez que entré en el atelier de Laura: procurar disfrutar de aquel momento guardando en mi memoria todos los detalles y estímulos que estaba percibiendo, puesto que en aquel momento supe (y ahora, meses después, sé que no me equivocaba) que estaba a punto de vivir algo único que querría guardar en mis recuerdos para siempre.

Soy gallega, lo cual en mi día a día en Madrid tiene entre poca y ninguna relevancia, ya que cuando lo digo la gente suele remarcar la ausencia de acento en mi forma de hablar, lo cual me entristece, porque hace que sienta que traiciono inconscientemente el lugar de donde vengo, pero creo que sí tiene mucho que ver en mi carácter: me considero una persona como lo es un otoño en Galicia: generalmente gris, en ocasiones soleada, a veces calmada, otras veces enfurecida, con tendencia a llorar por cosas que no tienen sentido, y también por otras que sí lo tienen, convirtiendo mis ojos en metáforas reiteradas de las nubes. Creo que la sensibilidad nos es vendida como un defecto, y con esto no quiero afirmar categóricamente que constituya una virtud, pero sí me gustaría reivindicar de alguna manera la sensibilidad por las pequeñas cosas, hacia aquello que nos hace latir, aunque no sepamos muy bien porqué.

Laura Escribano Atelier embajadora Eugenia Tenenbaum
Laura Escribano Atelier embajadora Eugenia Tenenbaum

Esta sensibilidad de la que hablo es la misma que encontré en el taller de Laura cuando lo visité por primera vez. Recuerdo que me dejó junto a Mar, una ayudante maravillosa, en la planta de abajo del atelier, donde están cuidadosa y ordenadamente colocados los vestidos, y me dijo despreocupada que podía mirar y tocar lo que quisiera. ¿¡Cómo voy a atreverme a hacer eso!? estaba pensando yo. Incluso después de lavarme las manos seguía sintiendo que estaban demasiado sucias como para tocar aquellas telas, palpar los bordados, admirar los cromatismos. Si hubiese sabido que probaría en mí el vestido al que más tarde, casi por casualidad, llamaría Eugènie me habría dado un telele en aquel preciso momento, pero por suerte me mantuve de una pieza y gracias a ello ahora estoy aquí pudiendo contar lo bonita, especial y única que fue la experiencia, y lo honrada que me siento de poder formar parte de un proyecto tan excepcional.

Algo que creo que tenemos en común tanto Laura, como su proyecto, como yo es la nostalgia. Un sentimiento muy ligado a la sensibilidad y al pasado, un sentimiento muy gallego también, que a mí me gusta pensar que llevo siempre conmigo, y que se puede percibir en todos y cada uno de los diseños del atelier. Supongo que tanto a ella como a mí nos gusta imaginar qué nos contarían las telas de sus prendas si pudiesen hablar: qué dirían de las mujeres que algún día las llevaron puestas, en qué clase de casas estarían colgadas las cortinas que sus talentosas manos reconvirtieron en preciosos vestidos, qué tipo de familias dormirían bajo los cubrecamas y sábanas a las que ella, con tanto mimo, ha sido capaz de insuflar una nueva vida y proporcionarles la posibilidad de crear una nueva historia… La imaginación puede ser una herramienta poderosa si se sabe cómo utilizarla, y Laura sabe combinar imaginación y costura mejor que nadie que haya conocido y que, probablemente, vaya a conocer.

Laura Escribano Atelier embajadora Eugenia Tenenbaum
Laura Escribano Atelier embajadora Eugenia Tenenbaum
Laura Escribano Atelier embajadora Eugenia Tenenbaum
Laura Escribano Atelier embajadora Eugenia Tenenbaum

Creo, por tanto, que esta colaboración es una oda a los pequeños detalles que muchas veces pasamos por alto en el ajetreo cotidiano de nuestras vidas; pararse a admirar una tela, pensar en el trabajo artesano que hay detrás de ella, apreciar los detalles que pasan desapercibidos a primera vista. Sí, sin duda, creo que todas y cada una de las mujeres que conformamos el equipo de esta sesión somos unas forofas de lo pequeño (que precisamente por ello es muy grande), de lo sensible, de lo antiguo y de lo presente. De ahí que no tenga más que palabras de agradecimiento y sorpresa por haber podido vivir esta experiencia y haber tenido la oportunidad de rodearme de mujeres tan talentosas, cada una en su campo, que han conseguido lo impensable: que yo, que nunca en mi vida he pensado en casarme, quisiese por un momento hacerlo aunque solo fuese para ir vestida con uno de los vestidos de Laura, esos que tienen detrás una historia tan bonita como la que ella misma confecciona con sus manos día a día en un proyecto que refleja su personalidad pero también sus pasiones. Esos vestidos y esas historias que os invito a conocer a todas, ya que pocas cosas he conocido en esta vida que mereciesen tanto la pena».

Laura Escribano Atelier embajadora Eugenia Tenenbaum
Laura Escribano Atelier embajadora Eugenia Tenenbaum

Créditos:

Texto: Eugenia Tenenbaum| Vestidos y accesorios: Laura Escribano | Fotografía: Aleksandra Kawalec | Muah: Belle Poupée | Asistentes estilismo: Sara del Valle y Mar Mera | Sombrero: El Taller de Bagatela

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